El Senado sancionó por unanimidad este miércoles la ley que para negociar una postergación de los pagos con los bonistas y el FMI reclamada por Martín Guzmán, quien ni bien llegue de Roma definirá si el miércoles asiste a la bicameral de deuda.
Su visita figura en el cronograma publicado para negociar la deuda publicado en el Ministerio de Hacienda, pero en el Congreso creían que se demoraría al menos hasta fin de mes, por la poca información que circuló sobre su negociación en New York.
Esa posibilidad sigue vigente pero por si acaso José Mayans, jefe del bloque oficialista y quizá reelecto como presidente de la bicameral de deuda, dejó libre la semana que viene en el Senado. Recién el 18 se dictaminarán los acuerdos de embajadores y en la sesión preparatoria del 21 de febrero se aprobarán junto a la ley de góndolas.
Hay mucha expectativa en la exposición de Guzmán porque nunca fue al Congreso y envió al subsecretario legal Christian Dellepiane para exponer sobre la ley de la deuda, pero se negó a explayarse sobre aspectos financieros.
Este miércoles, mientras el Senado debatía la ley con largos discursos, Alberto Fernández decía en una conferencia ante estudiantes parisinos que tenía un plan económico pero no lo adelantaría por una cuestión estratégica. Guzmán será reprendido por la oposición si responde igual.
Claro que la bicameral de deuda, creada en 2016 en la misma ley que aprobó el pago a los holdouts, no sólo tiene la misión de evaluar los pagos futuros sino el volumen y los motivos del endeudamiento y es ahí donde el ministro tiene cómo pegarle a Cambiemos, que ya prepara su defensa.
La sesión tuvo larguísimos discursos y duró casi nueve horas, porque Oscar Parrilli rompió el hielo con duros ataques a Macri y habló el doble del tiempo que tenía asignado.
Cristina Kirchner no estaba al frente de la sesión porque ocupa la presidencia por el viaje de Fernández a Europa y la coordinación del debate estuvo a cargo de la presidenta provisional Claudia Ledesma, la ex gobernadora de Santiago del Estero.
“Venimos a colaborar y nos encontramos con insultos. Tienen que tener la responsabilidad de ser oficialismo”, se indignó Luis Naidenoff, jefe del interbloque Cambiemos, que el viernes había ratificado el respaldo para sancionar la ley este miércoles.
El oficialismo tiene mayoría propia pero como en el Senado los dictámenes deben esperar una semana para llegar al recinto, sólo podía aprobarse hoy con la ayuda de la oposición. Y la tuvo: la ley se aprobó con los 65 presentes.
La ley nunca presentó grandes objeciones para la oposición y hasta algunos referentes no la creían necesaria. El principal instrumento que necesitaba Guzmán es la prórroga de jurisdicción extranjera, esto es, la posibilidad de emitir bonos en el exterior en estos casos como parte de una renegociación de títulos radicales fuera del país.
Guzmán queda empoderado para reformular los contratos con los bonistas o el FMI, pero sólo si mejora el plazo o el monto de la deuda, como ya indica el artículo 65 de la ley de administración financiera, que Mauricio Macri intentó derogar sin éxito.
Se fija un techo de comisiones bancarias de 0.1%, se eximen impuestos locales para cualquier operación y hay una protección a activos locales, para no arriesgarse a embargos como el de Fragata Libertad, varada en Ghana en 2014 cuando los fondos buitres acorralaban a Cristina Kirchner en New York.
El debate giró en torno a las responsabilidades por la abultada deuda externa: mientras los oficialistas detallaron el aumento de la deuda durante el Gobierno de Macri, sus legisladores repitieron una otra vez que dos terceras partes de esos fondos se usaron para cancelar deuda vieja y el resto hacía falta para cubrir el déficit fiscal.
“Hubo un incremento desmedido de la deuda pública, que pasó del 52% al 92% del PBI, se usó para cubrir gastos corrientes y “ninguna actividad que ayudara a los argentinos a mejorar su calidad de vida”, abrió Carlos Caserio, presidente de la Comisión de Presupuesto.
“Estamos votando esta ley porque la oposición no está pintada al óleo. Ese 41% que representamos es el del consenso, ese que ustedes necesitan para que cuando vayan a negociar al exterior entiendan que la confianza no viene de forma unilateral por decisiones que toman quienes ganaron la elección”, respondió Laura Rodríguez Machado, también de Córdoba y flamante vicepresidenta del PRO.
El misionero Maurice Closs acusó a Macri de dejar compromisos impagables con los acreedores para estos años. “Tendríamos un Presupuesto de 130.000 millones de dólares con 67.000 millones para pagar de capital de intereses. Ese es el problema: el peso del vencimiento se transformó en algo irracional para el 2020 y 2021”.
Argumentos similares usó el rionegrino Alberto Weretilneck, el ex gobernador de Río Negro que tiene un monobloque, pero abrió otro debate: la posibilidad de aprobar una ley para limitar la toma de deuda de los presidentes. “Podríamos obligarlos a que sea con dos tercios”, sugirió.
Adolfo Rodríguez Saá es autor de un proyecto en ese sentido que se aprobó en el Senado en 2016 y se cajoneó en Diputados. “Tenemos que decir ‘Nunca más’ a la deuda externa. Acá no somos todos iguales: están los que endeudan y los que pagan las deudas”.
Martín Lousteau recién apareció cuando le tocó hablar y no pasó ni un minuto al frente de la sesión, pese a ser el vicepresidente de la Cámara. Los pocos minutos en que no estuvo Ledesma, la reemplazó Closs.
“Hay que entender que la deuda se paga cuando hay superávit fiscal. Sino es más de lo mismo”, simplificó y pidió contemplar alguna salida para los acreedores locales. “Argentina necesita darle certidumbre a los extranjeros, pero más certidumbre a aquellos que actúan, viven, consumen, ahorran e invierten”.
Anabel Fernández Sagasti, vicejefa del bloque Todos, agradeció el apoyo opositor pero pegó duro y parejo. “En 2 años las políticas de Cambiemos sólo pudieron funcionar con un endeudamiento sistemático. Argentina estuvo al borde del default y lo evitó con el préstamo político del FMI, que nos hizo pagar la campaña más cara de la historia”.
El duelo final de formoseños y jefes de bloque fue larguísimo, porque no hay en esta nueva etapa del Senado un respeto estricto a los tiempos. Naidenoff acusó al oficialismo de apelar al relato de “desendeudamiento, que de tanto repetir se lo creen, como le pasa a los mitómanos”, disparó.
Aseguró que durante el kirchnerismo la deuda aumentó nominalmente y las renegociaciones fueron malas, porque los bonistas que no entraron en los canjes le vendieron su deuda a los buitres y los intereses que se pagaron por el dinero que se usó en la cancelación por el FMI fueron más altos. “Hasta el ministro Guzmán dice que hubo mala negociación con Repsol y el Club de París”.
Mayans dedicó media hora a repetir las críticas a la política económica de Macri que tantas veces repitió en los últimos años. “Argentina no está en condiciones de cumplir con el pago de deuda. La realidad es que hoy estamos en emergencia y estamos en default”, admitió.
“(El ex presidente del Banco Central) ¡Sturzenegger llegó a tener la misma cantidad de bonos que la base monetaria y a una tasa de los 38%! Le dije que iba a explotar todo”, recordó y no ahorró palos al ex presidente al punto de provocar algunas risas contenidas entre radicales y macirstas.
“Macri dice que sabia que esto terminaba así pero no podía hacer nada. Claro, era nada menos que el presidente de la Nación”, ironizó. “El desafío es cambiar la política de especulación y de usura en la que estamos metidos por la política de producción y trabajo”, cerró Mayans.