El presidente Alberto Fernández remarcó que “el futuro está en nuestras manos y es con todos” y que este es “un gobierno de científicos, no de CEOs”, al inaugurar con su discurso el 138° período de sesiones ordinarias del Congreso, en el que anunció el envío de un proyecto de reforma judicial y otro de interrupción voluntaria del embarazo, y dejó claro que el país no pagará la deuda “a costa del hambre y la destrucción de los argentinos y argentinas”.
A lo largo de una hora y veinte minutos, el Presidente trazó un panorama de la situación en la que recibió el país de manos de la gestión de Cambiemos; enumeró las principales medidas tomadas desde su asunción el 10 de diciembre pasado; y habló de los desafíos y las propuestas del Poder Ejecutivo a futuro, en un tono conciliador, pero con fuertes definiciones políticas que fueron recibidas con aplausos por gran parte de los presentes.
En un recinto marcado por la fuerte presencia de pañuelos verdes en un importante número de bancas, el anuncio del envío en diez días del proyecto sobre el aborto fue uno de los momentos del discurso presidencial más aplaudido por los legisladores.
Un Estado presente debe proteger a las mujeres en particular”
“Dentro de los próximos diez días, presentaré un Proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo que legalice el aborto en el tiempo inicial del embarazo y permita a las mujeres acceder al sistema de salud cuando toman la decisión de abortar”, anunció el Presidente.
Fernández fue terminante al declarar que “un Estado presente debe proteger a las mujeres en particular” y agregó que “en el siglo XXI toda sociedad necesita respetar la decisión individual de sus miembros a disponer libremente de sus cuerpos”.
En relación a la reforma judicial, anunció la conformación de un Consejo para Afianzar la Administración de Justicia y la creación de un nuevo Fuero Federal Penal, que unificará a fueros penales que hoy tienen jurisdicción en la Ciudad de Buenos Aires.
“Los delitos contra la administración pública en los que incurran funcionarios del Estado Nacional dejarán de estar en manos de unos pocos jueces para pasar a ser juzgados por más de medio centenar de magistrados para terminar con la manipulación de sorteos y la concentración de procesos que el oligopolio de los jueces federales ha permitido”, dijo, y ratificó que con este proyecto se buscará “impedir para siempre que la discrecionalidad judicial reemplace a las normas del derecho”.
Con este paquete de medidas, dijo, “venimos ponerle fin a la designación de jueces amigos, a la manipulación judicial, a la utilización política de la Justicia y al nombramiento de jueces dependientes de poderes inconfesables de cualquier naturaleza”.
Este “reordenamiento” de la justicia federal , explicó, busca evitar “el cajoneo o la activación de expedientes en función de los tiempos políticos, la construcción de falsas causas y la arbitrariedad en materia de detenciones”.
El anuncio de este proyecto tiene como antecedente otra modificación en el Poder Judicial, a las jubilaciones de privilegio, que la semana pasada tuvo media sanción en Diputados y se encamina esta semana a ser tratada en el Senado, con fuertes críticas de jueces, que la relacionan con “un vaciamiento” de juzgados ante una “ola de renuncias” de quienes ya tienen los requisitos para su retiro, para no ser alcanzados por la norma.
Sobre la deuda externa, remarcó que “lo más importante es que el acuerdo con los acreedores sea sostenible” y dejó claro que ese aspecto “es innegociable” porque el entendimiento debe permitir a la Argentina “ponerse de pie y no volver a caer”.
“Nosotros vamos a cuidar la patria; esta es la hora de definir de qué lado va a estar cada uno de nosotros, y nosotros estamos del lado del pueblo”
“Se busca una resolución ordenada a la crisis de la deuda y estamos caminando en esa dirección”, añadió, y les dijo a quienes lo “critican y piden más ajustes”: “No vamos a pagar la deuda a costa del hambre y destrucción de los argentinos y argentinas”.
“Nosotros vamos a cuidar la patria; esta es la hora de definir de qué lado va a estar cada uno de nosotros, y nosotros estamos del lado del pueblo”, enfatizó Alberto Fernández.
En su discurso, también dijo que su gobierno va a “potenciar” el sistema nacional de “ciencia y tecnología” y dijo sentir “orgullo de haber convocado al gobierno a numerosos científicos”: “Somos un gobierno de científicos, no de CEOS”, señaló el mandatario, en una clara crítica, aunque sin mencionarlo, al gobierno anterior.
Otro de los momentos más aplaudidos fue cuando el presidente anunció que modificará la Ley de Inteligencia, por decreto, para impedir que la Agencia Federal de Investigaciones (AFI) realice “tareas represivas” y que posea “facultades compulsivas o funciones policiales”, además de desactivar su participación en “tareas de investigación criminal como auxiliares de la Justicia”.
Mereció signos de aprobación la mención al tema Malvinas, en el que se destacó el anuncio del proyecto de ley “sobre la demarcación del límite exterior de la plataforma continental argentina”.
Con fuerte respaldo del Frente de Todos, en un tramo del discurso en el que cargó contra los formadores de precios, el mandatario llamó a “terminar con la Argentina de los vivos que se enriquecen a costa de los pobres bobos que estamos condenados a pagar lo que consumimos”.
“Esa descripción de lo que nos pasa, exige un punto final al abuso. No solo es un imperativo económico sino también es un imperativo moral. Los pícaros que especulan subiendo los precios no tiene cabida en esta Argentina”, sentenció.
La expectativa previa sobre el aumento a las retenciones al sector agropecuario, quedó zanjada en un pasaje del discurso: “Hemos hecho una propuesta generosa en materia de derechos a las exportaciones en la que solo se incrementa uno de un total de venticinco cultivos que hoy están afectados por esos derechos”, señaló.
Los pícaros que especulan subiendo los precios no tiene cabida en esta Argentina”
Para cerrar su mensaje, el Presidente pidió entender que “en las crisis las banderías políticas deben ceder” y destacó que “todos los argentinos estamos en el mismo barco”.
Al comenzar, en ese mismo tono conciliador, Alberto Fernández había dicho que su mensaje no eran solo “palabras entrelazadas”, sino que tenía “el valor del compromiso”, para saber “el lugar en el que estamos parados como sociedad, cuáles son los riesgos que nos acechan, cuáles son las fortalezas y cuál es el camino para ponernos en el rumbo del crecimiento con justicia social”.