La Cámara de Diputados definió un protocolo para sesionar y votar en comisiones y en el recinto por sistema remoto, mediante un acuerdo entre el oficialismo y la oposición que llegó después de cuatro largas reuniones de comisión.
Cambiemos aceptó aprobarlo pese a que no consiguió sus dos objetivos: que haya un cambio de reglamento aprobado por tres cuartas partes del cuerpo y que se garantice una presencia mínima de diputados en el recinto, que de todos modos no quedaron descartadas.
Daniela Vilar, presidenta de la Comisión de Modernización, ratificó en una demorada sesión de este mediodía que el reglamento no se tocaba y el protocolo era una adaptación del artículo 14, que contempla sesiones fuera del hemicilo en casos de fuerza mayor, pero se escribió cuando no había internet.
El instructivo se restringe a detallar un sistema para sesionar y votar mediante la red telemática VPN (red privada virtual) y sólo refiere que la comisión de labor parlamentaria definirá cuántos diputados pueden ingresar sin restringir los protocolos sanitarios.
En Labor se representan las mayorías de la Cámara, por lo tanto, Cambiemos no tendrá poder de veto en la aplicación del protocolo si Massa consigue un acuerdo con los bloques minoritarios para tratar un temario con pocas o nulas presencias. La primera reunión será este jueves, para definir la sesión inaugural por sistema remoto de la semana próxima, aunque antes habría un simulacro por pedido de la oposición.
Vilar piloteó la negociación desde la Comisión de Modernización. El jueves, cuando se constituyó, anticipó que el reglamento quedaría igual y por lo tanto una mayoría simple se impondría tarde o temprano. Contaba con el respaldo de Graciela Camaño, del interbloque federal, que junto al que preside José Luis Ramón pueden darle al oficialismo dominio parcial del recinto.
Cambiemos había solicitado sesiones presenciales y organizó una caravana de viajes de sus diputados a Buenos Aires para reunirse este martes en el Congreso, con barbijos y distancia de un metro, en la medida de lo posible.
Allí reclamaron pedir una sesión urgente los radicales Alfredo Cornejo, Gustavo Mena y Roxana Reyes, entre otros, pero los jefes del interbloque impusieron el pre acuerdo que unas horas antes habían alcanzado con Massa y el resto de los jefes de bloque. Consistía en sesionar por sistema remoto y sólo con algunas presencias en el recinto.
Las negociaciones entre las fuerzas políticas fueron frenéticas y por momentos parecía que no había consenso unánime posible. El martes, un rato antes de la cumbre de Cambiemos, y siempre por vía remota, Vilar difundió un protocolo en Modernización y la macrista Silvia Lospennato no cedió en sus pretensiones.
La reunión se retomó este mediodía, después de infinidades de chat que no alcanzaban para consensuar el texto final. Lospennato insistía en implementar el sistema remoto como parte de una modificación reglamentaria y Vilar necesitó otro cuarto intermedio, esta vez de media hora, para cerrar la discusión.
“No vamos a ceder en cuanto a que no se trata de un cambio de reglamento”, anunció, pantalla de por medio. La diputada del PRO y la radical Dolores Martínez sólo consiguieron algunos retoques, como la posibilidad de presentar proyectos de cualquier asunto y unificar el sistema de votación remota al utilizado por los que puedan estar presentes.
Lospennato se lamentó pero aceptó su derrota y unas horas más tarde asistió a la reunión realizada en el anexo de la Comisión de Peticiones, Poderes y Reglamentos, que le dio dictamen formal al nuevo protocolo y terminó con 40 días de discusiones sobre cómo aprobar leyes mientras no haya vacuna contra el coronavirus. Fue la primera comisión presencial desde la llegada de la pandemia. La presidió, con barbijo, la oficialista Mayda Cresto y casi todos quisieron hablar.
Las demandas de Cambiemos fueron reiteradas luego por radicales Martínez, Soledad Carrizo y Karina Banfi, quien anticipó que seguirá reclamando una proporción de presencias en el recinto por encima de las autoridades de cada bloque. No es un tema fácil para Cambiemos: muchos de los que viajaron el lunes, no se querían volver y tienen ganas de pisar el recinto.
El protocolo, de sólo 7 carillas, autoriza el “funcionamiento de sesiones telemáticas, adecuando a esa modalidad las reglas establecidas en el Reglamento de la Cámara”, en comisiones y sesiones, o sea, podrán hablar todo lo que quieran.
Recibirán un mail a su casilla con el link con la red privada (VPN) y deberán chequear su tecnología disponible con la dirección de Sistemas, que lo sometió a pruebas de hackeo para testear su seguridad, con el monitoreo del secretario general de la Cámara, Juan Manuel Cheppi.
Massa firmó un convenio con Arsat para garantizar la conectividad y con el Registro Nacional de las Personas (ReNaPer) para asegurar la verificación de identidad con una revisión biométrica instantánea de 5 pasos, a través de la toma de fotografías de los diputados. Elegirán entre tres variantes: rostro neutral, rostro con una mueca indicada por el sistema (sonrisa, guiño, etc.) y rostro con ojos cerrados.
Los diputados deberán estar presentes en la plataforma telemática y con la cámara de video encendida para que su presencia sea computada y validen el quórum, mientras que la votación se realizará a través de la plataforma y, si hiciera falta, a viva voz. Son 257.
Por si acaso, una vez finalizada la votación, los secretarios de la Cámara leerán los nombres y apellidos de los diputados que hayan votado en forma afirmativa para construir una mayoría, lo verificará la Dirección de Sistemas, con registro y archivo. Para presentar proyectos podrán utilizar la firma digital, que pese a estar vigente desde 2013 tiene pocos trámites iniciados.
El acuerdo podría allanarle el camino a Cristina Kirchner, que este martes presentó su protocolo para sesionar por sistema remoto en el Senado, pero sin autorización de presencias físicas por pedido de los miembros de su bloque, que son mayoría en el recinto. Cambiemos le pidió que al menos deje entrar a 15 senadores. No le respondieron.