Aun cuando la proyección del Gobierno sobre la recuperación de la economía post cuarentena se cumpliera, sobre el fin del mandato de Alberto Fernández cada argentino tendrá un ingreso real menor al de diciembre del año pasado.
El Gobierno prevé que, tras una contracción de 6,5% este año, luego vendrá un rebote de 3%, para en los años posteriores seguir creciendo primero a una tasa de 2,5% y luego estabilizarse en 1,7%.
Son números modestos, pero la mayoría de los economistas (según informó Iprofesional) considera que son optimistas, ya que ellos esperan una caída de no menos de 7% del PBI para este año y perciben un riesgo de estancamiento para los años siguientes.
Pero aun suponiendo que la proyección oficial fuera correcta, hay un ingrediente que hace cambiar por completo el análisis: la tasa de crecimiento demográfico. Argentina, que hoy tiene unos 44,5 millones de habitantes, agrega cada año un 1%, es decir otras 450.000 nuevas bocas que alimentar. Esto implica que durante todo el período de gestión de Alberto Fernández la población crecerá en 1,8 millón de personas, pero la torta para repartir será a fines de 2023 igual a la de cuatro años atrás.
En conclusión, cuando se lo calcula en términos per cápita, el resultado es que dentro de tres años y medio todavía el ingreso de cada argentino será un 3% menor que el actual, siempre y cuando se produzca el pronóstico del Gobierno.
Hay consenso en que, tras una caída como la actual, en la que la industria funciona un 17% por debajo del año pasado y la construcción se desplomó un 46% y persisten altas tasas de capacidad ociosa, algún tipo de rebote va a venir, aunque más no sea por efecto estadístico.
Pero: ¿con qué fuerza y por cuánto tiempo durará ese rebote de la actividad? Los economistas explican que, según cuál sea el ritmo de recuperación de la economía, se podrá representar como un gráfico en forma de V, de U, de W o de L.
La V corresponde al escenario más optimista. Porque el gráfico muestra que, tras una caída abrupta se llega a un punto de inflexión (el vértice de la V) a partir del cual se vuelve a crecer con la misma fuerza con la que se había caído, y el resultado es que la economía, en un lapso relativamente corto, vuelve a la situación previa a la crisis.
Sin embargo, hoy por hoy, casi nadie cree que la recuperación en forma de V sea la situación aplicable al mundo, ni mucho menos a la Argentina.
Más bien, los más realistas hablan de una recuperación en forma de U. Es decir, llegará el punto en el que la economía dejará de caer, pero a partir de allí su ritmo de recuperación será lento hasta que finamente, tras un período de estancamiento, podrá retomar el camino ascendente.
Entre los que creen que esta será la tendencia general se ubica el Banco Mundial. Su economista jefe, Martín Rama, piensa que América latina crecerá el año próximo la mitad de la caída que se sufra en 2020, gracias a la tracción de las economías avanzadas como China, la Unión Europea y Estados Unidos.
También quienes advierten contra el peligro de la W: esta reacción fue el caso de economías europeas tras la crisis financiera de hace una década. A la recesión siguió una recuperación rápida, pero no se trató más que el célebre “rebote del gato muerto”, más un efecto estadístico que una suba real. Como seguía habiendo problemas estructurales, eso llevó a una nueva y dolorosa caída hasta que, finalmente, se llegó a un camino de recuperación sostenida.
Esta última es la que muchos expertos presumen que pueda ocurrir si es que la flexibilización de la cuarentena da lugar a una segunda ola de contagios, que es lo que se teme que pueda pasar en países que ya están dejando atrás la peor fase de la epidemia, como China e Italia.
Finalmente, hay otra letra para el análisis, que es la más temida por los economistas argentinos: la L. Este gráfico corresponde a la crisis en la cual a la caída le sigue un largo período de estancamiento sin posibilidades de crecimiento a la vista. Se trata de una economía mediocre con muy bajas tasas de inversión y con escasas probabilidades de recuperación del salario real.