La empresa anunció el martes por la noche a través de sus redes sociales que había terminado las primeras 153.441 dosis del componente 2 de la Sputnik V, de las cuales enviaron una muestra al Centro de Investigación Gamaleya -desarrollador de ese inmunizante- para que realice el control correspondiente.
Además, Richmond lleva producidos dos lotes del componente 1 de la vacuna: uno de 448.625 dosis que finalizó el 18 de junio y otro de 550 mil dosis que concluyó el viernes pasado, y muestras de ambos lotes (80 viales por cada tanda) se encuentran también en el Gamaleya a la espera de la confirmación para poder comenzar su distribución.
Semanas atrás, Marcelo Figueiras, presidente del laboratorio, indicó a Télam que “el Gamaleya se comprometió a terminar lo antes posible sus verificaciones finales pero tienen muchos análisis que hacer; nosotros tenemos la tranquilidad de haberlo chequeado nosotros y que dieran todo bien”.
“El Gamaleya se comprometió a terminar lo antes posible sus verificaciones finales pero tienen muchos análisis que hacer; nosotros tenemos la tranquilidad de haberlo chequeado nosotros y que dieran todo bien”.
MARCELO FIGUEIRAS
Se estima que el primer lote -que se encuentra en el operador logístico desde hace más de 15 días- podrá ser “liberado” para su aplicación la semana próxima tras la confirmación del Gamaleya; en tanto que para los lotes siguientes se espera que el proceso de envío de pruebas, control por parte del centro de investigación rusa y liberación para aplicarse no supere los 20 días.
Para el 16 de julio, Richmond prevé haber producido 1.362.125 dosis de componente 1 y 1.005.000 dosis del componente 2, insumos clave para avanzar con el plan de vacunación pero sobre todo para completar los esquemas de quienes recibieron la primera dosis de la vacuna rusa.
En la actualidad, la planta de Richmond realiza la formulación, filtrado y rellenado de viales (envasado), un complejo proceso técnico y científico con exigentes requerimientos de buenas prácticas de manufactura.
Para realizar este proceso, el laboratorio recibe el principio activo de la vacuna elaborado en el Gamaleya.
“Este proceso no es un ‘embotellado’ simple, requiere un conocimiento técnico y científico de mucha complejidad y de mucha importancia e implica el trabajo de muchos profesionales tanto para la producción como para el control; es decir, no es un proceso mecánico o tecnológico simplemente, es un trabajo científico“, había asegurado Figueiras en una entrevista con Télam.
La siguiente etapa consistirá en la producción completa de la vacuna en la nueva planta que el laboratorio se encuentra construyendo también en Pilar.
“La nueva planta está pensada para producir hasta 500 millones de dosis por año y ahí se podría hacer desde el principio activo hasta el envasado, es decir, la producción completa”, según Figueiras.
En ese sentido, detalló que “tendrá la capacidad de realizar productos biotecnológicos y de producir vacunas de diferentes tipos de plataforma como, por ejemplo, la de Pfizer y la Sputnik, que usan diferente tecnología”.
Desarrollada por el Centro de Investigación Gamaleya, la Sputnik V es una vacuna que utiliza una plataforma (o tecnología) llamada de “vectores no replicativos”.
Se trata de virus que se modifican genéticamente para que no tengan capacidad de reproducirse en el organismo (y por tanto inocuos) y se usan para transportar material genético del virus del que se quiere inmunizar.
En este caso, la Sputnik V usa adenovirus humano como vector y, a diferencia de otras candidatas, utiliza dos adenovirus (uno diferente en cada dosis) para provocar una mayor y más duradera respuesta en el sistema inmunológico.