La devaluación del real genera expectativas para los argentinos, que van a encontrar que viajar a Brasil este verano será más barato, pero preocupa a los locales. El lunes pasado, la moneda brasileña tocó su pico histórico desde que se creó el Plan Real y alcanzó los 4,20 reales por cada dólar.
La noticia fue tomada con alegría por las agencias de turismo argentinas, que entienden que, con el cepo, los argentinos van a vacacionar en balnearios en donde el uso de la tarjeta de débito esté más extendido. A eso se le suma que la cercanía hace que los aéreos sean más baratos respecto de otros destinos con climas y aguas caribeñas y hasta abre la posibilidad de acceder a playas en el sur de Brasil, a donde se puede llegar en auto.
Otros sectores económicos no festejaron tanto, porque el devenir del tipo de cambio en Brasil pone en riesgo el superávit alcanzado en el intercambio comercial con el principal socio de la Argentina.
Aunque los niveles que maneja la economía brasileña la paridad entre la divisa norteamericana y el real no merecerían ni un comentario en los medios de comunicación locales y prácticamente pasó desapercibida, enciende una luz de alerta porque los vecinos se convierten sin demasiadas complicaciones relativamente más competitivos.
La forma simple de observar es que las devaluaciones constantes de la Argentina que comenzaron en abril de 2018 y tuvieron su pico más alto el lunes posterior a las PASO llevaron a modificar sustancialmente la balanza comercial, ya que no sólo se recortó el déficit histórico que tenía la Argentina con Brasil sino que las exportaciones locales crecieron lo suficiente para lograr un superávit en septiembre de USD 81 millones y sumara siete meses consecutivos con resultado positivo.
Desde los sectores industriales observan con mucha preocupación el devenir del tipo de cambio en Brasil y la situación en la que queda la Argentina en medio de un proceso de incertidumbre y sin funcionarios a quien reclamarles una pronta reacción.
Para el economista Matías Carugati, la devaluación del real “no es una noticia favorable para la competitividad. Hay que observar qué es lo que sucede porque el real se venía apreciando frente al dólar y esta es una corrección pequeña en ese contexto. Es diferente si este cambio es el inicio de una tendencia devaluatoria que nos puede afectar en el tiempo, principalmente a aquellos sectores que compiten directamente con la producción brasileña”.