El ministro de Salud, Ginés González García, reconoció que hay que empezar a analizar como se va flexibilizando el confinamiento, que en los hechos ya comenzó a perforarse por la necesidad de la gente de trabajar. “La cuarentena no se puede prolongar indefinidamente”, fue su frase más contundente y puso como ejemplo ciudades del interior de la provincia de Buenos Aires que no tienen casos.
“En el centro sur y el oeste de la provincia de Buenos Aires no hay problemas. No han tenido casos y lo único que hay que controlar es lo intra jurisdiccional. Pero intra pueblo puede haber un mecanismo con comercios abiertos y controlar que no haya más de dos personas y no estén a corta distancia”, afirmó durante una teleconferencia que tuvo este miércoles con miembros del Senado.
“Creo que esto tiene que funcionar. Pero me sorprende el espíritu reactivo que hay en esos lugares. Están muy contentos con mantenerse encerrados y no tener problemas. Va a ser la autoridad local la que tendrá que decidir”, le respondió al senador Taiana durante una teleconferencia en el Senado que duró 3 horas y pudo ser más porque pidió irse cuando quedaban 10 anotados para preguntar.
Durante el encuentro organizado por el flamante presidente de la comisión de Salud, el radical Mario Fiad, el ministro reconoció que el problema está “en el gran Buenos Aires, el gran Rosario y el gran Córdoba, en los grandes centros urbanos”.
En la última prórroga de la cuarentena hasta el 26 de abril, Alberto Fernández eludió definir que sectores económicos iban a activarse y prefirió ceder esa facultad a los gobernadores. Estos, en una pulseada soterrada decidieron mantener la misma cuarentena estricta que se dispuso a nivel nacional y se entró así en una situación de suma cero que empieza a ser desbordada por la gente, que necesita volver a trabajar.
Sólo un puñado de intendentes se animaron a ir un paso más allá y aprovechar la cesión de facultades que hizo el gobierno nacional, como Coronel Suárez y Capitán Sarmiento, donde ya funcionan actividades comerciales no esenciales. Ginés anticipó este miércoles que si los intendentes elevan propuestas para institucionalizar esas dinámicas locales no tendrá problemas en avalarlas.
Recordó que los contagios se iniciaron en el norte del Gran Buenos Aires y la Capital, pero ahora ya se ve circulación comunitaria del virus en el Conurbano y los casos en la provincia ya han superado a la Capital. “El principal problema en estos lugares es la magnitud del problema. Y eso no es poco”, afirmó preocupado.
“Existen los grupos urbanos y periurbanos, donde la cuarentena es difícil de cumplir. Habrá un ensayo y error permanente y la apertura será de a poquito. No va a ser todo de golpe”, vaticinó y agregó que hay algunas ciudades “envejecidas” como Mar del Plata que deben cuidarse especialmente.
“El tránsito es un mecanismo terrible de transmisión, sobretodo es fundamental evitar el tránsito”, afirmó, pero rechazó el cierre de “fronteras” que imponen algunas provincias. “Algunas provincias se han puesto medio feudales, no aconsejamos eso pero no lo podemos cambiar”, señaló y mencionó situaciones indeseables que esto genera “hubo trabajadores que fueron a la cosecha y dieron la vuelta a la Argentina porque no los dejan entrar a alguna provincia”.
Ginés identificó tres fases de la cuarentena. La primera total, la segunda administrada que se inició el domingo y la última en la que “comenzará la actividad económica y el movimiento social” y todavía no está cerca.
“Si esto se acelera más allá de lo que podamos controlar, vamos a tener que volver para atrás. Lo conversamos día a día con los expertos. Viendo cómo hacemos para cuidar a los más vulnerables de la patología”, explicó.
Reiteró que el pico estimado de contagios es de 254 mil, pero que con el crecimiento leve de la curva podría ser muchos menos. “Fue todo gracias a lo que hicimos. Sigo siendo optimista”, celebró.